Uno no se ilumina imaginándose figuras de luz, sino tornando la oscuridad consciente.

C. G. Jung. Estudios sobre representaciones alquímicas

Arte de David Ho

El concepto de «sombra» como una personalidad inconsciente o incluso ajena a nosotros mismos, que agrupa todos aquellos aspectos que rechazamos en nosotros o que nos son desconocidos, es un tema recurrente que podemos encontrar en multitud de historias en casi todas las culturas. Sin embargo, fue el psicólogo y médico suizo Carl Gustav Jung quien realizó la descripción y el análisis más detallados de este concepto al incluirlo como uno de los elementos fundamentales de la psique humana en su psicología analítica. Según este esquema, el inconsciente de la psique estaría dividido en dos partes: un inconsciente personal y otro colectivo. El inconsciente colectivo lo formaría una especie de programación que todos los humanos traemos «de serie», que nos permitiría manejarnos con el comportamiento característico y las experiencias típicas de todos las personas, y estaría formado por lo que él denominó «arquetipos». Por otra parte, el inconsciente personal sería el resultado de la interacción del inconsciente colectivo del individuo con su entorno y sus experiencias particulares, y estaría formado por unidades llamadas «complejos». Es decir, un complejo sería la forma particular que tomaría un arquetipo en un individuo dado, según su propia experiencia vital. Así, si consideramos el arquetipo de «la sombra», podemos entender cómo, siendo un elemento común a todos los individuos, éste se configurará de una manera diferente para cada uno.

Os dejamos a continuación algunos textos que hacen referencia específicamente al arquetipo de la sombra.

 

La parte inferior de la personalidad. La suma de todas las disposiciones psíquicas personales y colectivas, que no son vividas a causa de su incompatibilidad con la forma de vida elegida conscientemente y se constituyen en una personalidad parcial relativamente autónoma en el inconsciente con tendencias antagónicas. La sombra se comporta respecto a la consciencia como compensadora, su influencia, pues, puede ser tanto negativa como positiva. Como figura onírica la sombra tiene el mismo sexo que el que sueña. Como parte del inconsciente personal, la sombra pertenece al Yo; pero como arquetipo del «adversario» pertenece al inconsciente colectivo. El devenir consciente de la sombra es el trabajo inicial del análisis. La omisión y la supresión de la sombra, así como la identificación del Yo con ella, puede llevar a desdoblamientos peligrosos. Puesto que la sombra está próxima al mundo de los instintos, es indispensable tenerla en cuenta constantemente.

Anotación de Aniela Jaffé en «Recuerdos, Sueños, Pensamientos», de C. G. Jung

 

La figura de la sombra personifica todo lo que el sujeto no reconoce y lo que, sin embargo, una y otra vez le fuerza, directa o indirectamente, así por ejemplo, rasgos de carácter de valor inferior y demás tendencias irreconciliables.

«Consciencia, inconsciente e individuación», C.G. Jung

 

La sombra es… aquella personalidad oculta, reprimida, casi siempre de valor inferior y culpable que extiende sus últimas ramificaciones hasta el reino de los presentimientos animales y abarca, así, todo el aspecto histórico del inconsciente… Si hasta el presente se era de la opinión de que la sombra humana es la fuente de todo mal ahora se puede descubrir en una investigación más precisa que en el hombre inconsciente justamente la sombra no sólo consiste en tendencias moralmente desechables, sino que muestra también una serie de cualidades buenas, a saber, instintos normales, reacciones adecuadas, percepciones fieles a la realidad, impulsos creadores, etc.

«Aion», C. G. Jung