Hasta que comprendamos…
Ayer se cumplieron seis años de los atentados de Las Ramblas de Barcelona. Al día siguiente de aquella experiencia sangrante, David publicó un texto que Facebook ha vuelto a traer para el recuerdo.
Ayer se cumplieron seis años de los atentados de Las Ramblas de Barcelona. Al día siguiente de aquella experiencia sangrante, David publicó un texto que Facebook ha vuelto a traer para el recuerdo.
"Nunca olvides, guerrero, que ningún ser humano, ni siquiera quien te llama enemigo, está separado de ti..." Os dejamos esta reflexión, por si os acompaña en el camino hacia nuestro encuentro.
"No olvides que la vida va siguiendo sus ciclos y que la conquista de hoy no es más que la semilla de la guerra futura. Para poner los cimientos de la paz, no ha de haber más victoria que la del encuentro." Con tristeza, debido a la pandemia de COVID, suspendemos el taller de noviembre de El Guerrero Interior (Institut Gestalt, Barcelona). Esperamos poder volver a encontrarnos en 2021. Os dejamos también una reflexión, por si os acompaña.
Los tiempos de guerra son difíciles porque apenas nadie puede ver bien la realidad y aún menos actuar sobre ella de una manera sanadora.
"Un guerrero construye la paz verdadera y la paz verdadera no deja fuera a nadie. Lucha por, para, no contra." Con tristeza, debido a la pandemia de COVID, suspendemos el taller de agosto de El Guerrero Interior (Institut Gestalt, Barcelona). Esperamos poder volver a encontrarnos cuanto antes. Os dejamos también una reflexión, por si os acompaña 🌹.
Me pregunto cuántas veces, antes de empezar una de nuestras guerras, nos paramos a considerar con ecuanimidad todo lo que se perderá y se destruirá si la ganamos. Como si eso no fuera también responsabilidad nuestra.
A pocos días de esta 15ª edición del taller de "El Guerero interior", dándoos ya la bienvenida, os ofrecemos esta reflexión sobre la dificultad y la belleza de acabar las batallas y de reconstruir. Difícil acabar la guerra si es al caer en la paz cuando los antiguos combatientes se vuelven locos y los sueños, hojas secas, la identidad se descompone y, después de la euforia de la celebración, estamos solos en el pozo más impenetrable y carente de sentido en el que pueden caer un mercenario o un soldado... Hermoso vaciarse, cultivar el amor que nos hace tan fuertes y tan desprovistos de seguridades más allá de la certeza de que lo que suceda valdrá la pena, quién sabe cómo y aunque nos cueste todo.
La guerra y la posguerra se acaban cuando pueden mirarse con amor. Cuánto valor y perseverancia se necesitan para hacer eso. Cuánta humildad para desearlo. Y cuán traicionados se sentirán todos aquellos que, heridos o indignados, contaban con nosotros para seguir doliéndose, quejándose y odiando. Un guerrero construye la paz verdadera y la paz verdadera no deja fuera a nadie. Lucha por, para, no contra. La paz verdadera es difícil. Ganamos todos pero, en ese salto a ciegas en el que aún no se ve su forma, exige que todos estemos dispuestos a perder.
Veo a mi alrededor como la gente se transforma por momentos. Cambios súbitos de posicionamiento. Giros inesperados en sus patrones de pensamiento e ideologías. Discursos aprendidos que se expresan con unos niveles de agresividad y violencia sólo comparables con la rapidez con la que se propaga su contagio. Personas ayer sensatas, de pronto, han reemplazado la razón por la locura. Mentiras y manipulaciones de diferente signo, pero tan obvias las unas como las otras, se erigen como credo obligatorio so pena de vituperio y escarnio público. Los argumentos han perdido toda lógica, la moderación se torna sospechosa, la emocionalidad se desborda y la impulsividad toma el control.
Sólo hay una guerra verdadera: la que cada uno de nosotros libra en su interior, a menudo provocada por su parte más oscura, por su ceguera, por su orgullo herido, por su miedo, por su incapacidad de ver al otro, por el “tú me has herido a mí, ahora yo te hiero más a ti”… seguramente sabéis de lo que hablo ¿o no? Maldito ego.