Y surgió una Luz
Podemos conseguir todas las metas y los éxitos que persigamos, tener toda la suerte que deseemos y continuar sintiéndonos vacíos, pero es imposible amar y ser desgraciado. Es imposible amar y malograrse.
Podemos conseguir todas las metas y los éxitos que persigamos, tener toda la suerte que deseemos y continuar sintiéndonos vacíos, pero es imposible amar y ser desgraciado. Es imposible amar y malograrse.
Ya es oficial. Aula Gestalt, el centro que alojó la escuela en la que comencé a formarme como terapeuta hace 25 años y en el que he estado desarrollando mi actividad profesional durante los últimos 17, finalmente cerrará sus puertas cuando acabe este año 2021.
Ayer, 12 de julio, murió Claudio. Desde que se propagó la noticia de su muerte, salimos de todas partes recordándolo, celebrándolo, agradeciendo, sintiéndolo, reencontrándonos y sabiéndonos unidos en este viaje. Claudio cambió el mundo viviendo. Claudio cambió el mundo. Por eso, y por mucho más. Va por ti, Claudio.
Preparando el camino para uno de nuestros próximos trabajos que, en esta ocasión, tratará sobre el sentido (e, inevitablemente, también sobre el sinsentido), hemos recuperado esta entrevista al Dr. Viktor Frankl que os invitamos a escuchar. No es muy larga y merece bien la pena.
Por más que resulte obvio que el dolor es algo inherente a toda pérdida, a menudo nos las arreglamos para intentar anestesiarlo en una absurda y estéril pretensión de dejar atrás nuestra pérdida lo antes posible. La canción que os propongo en esta ocasión pretende, precisamente, dejarnos interrogar sobre dónde tenemos escondido nuestro dolor. Y, de paso, nos recuerda que el dolor no siempre ha de ir unido a la tristeza o a la depresión. El dolor… sólo es dolor. Y duele. Nada más. Y nada menos.
Uno de los grandes escollos para transitar un duelo suele aparecer en forma de acumulación de asuntos pendientes. Sin embargo, antes o después nos damos cuenta de que todo cuanto podemos hacer es, simplemente, decir adiós. Y qué mejor manera de despedirse que dar las cuentas por saldadas, darse la vuelta y... desearse lo mejor. O, al menos, que nos vaya bien. O, dicho en castizo, que nos den. Que no es lo mismo, pero es igual. Pues bastante tiene ya con lo suyo cada cual.
Los que me seguís sabréis que me he referido a este invierno como un periodo de duelos y pérdidas. No hace mucho publicaba una entrada anunciando la primavera y, con ella, mi deseo de que esta época fuera poco a poco llegando a su fin. Sin embargo, igual que a esta primavera parece que le ha costado desprenderse de los fríos del invierno, también los duelos parecen resistirse a terminar de sacudirse de encima los polvos del camino. Así que doy comienzo a un ciclo dedicado a músicas para duelos. Y empiezo con una canción especial, rescatada del olvido por mi compañera Rosa Creixell, sin saberlo ella. Con todos vosotros, Bob Dylan cantando "Don't think twice, it's all right" (No lo pienses más, está bien así). Que la disfrutéis. #terapiaymusica #musicaparaduelo
Hoy es el día del padre. Pero no del padre idealizado que tanto deseé e imaginé. Hoy es el día del padre real. Del que tuve. Del aquel que fue. Que se marchó pero se dejó encontrar. Del que no estuvo al principio pero quiso estar hasta el final. Sé bien lo dolorosa que fue su ausencia y las heridas que dejó. Pero también sé que la vida misma nos va llenando el cuerpo y el alma de cicatrices haciendo de nosotros lo que somos. De nosotros depende aprender a tomar y a agradecer la vida tal cual viene. Pues lo obvio es que eso es todo lo que tenemos, para bien o para mal.
A los que habéis decidido quemar vuestras naves, sólo puedo desearos que el humo, el olor a quemado y los fantasmagóricos restos calcinados varados en la playa no os acompañen toda la vida. Por desgracia, sé bien de lo que hablo, pues yo también he quemado naves y, a veces, aún noto sus rescoldos ardiendo. Pero, si con todo, no habéis podido evitar prenderles fuego, permitidme que, simplemente, me haga a un lado… y os desee lo mejor.
Hoy quiero compartir una música especial. Hacía muchos años que no la escuchaba, pero su recuerdo siempre ha estado ligado al invierno y, muy especialmente, a la Navidad. Y fue precisamente, durante la meditación de Navidad que celebramos aquí, en la Casa de Gestalt, hace sólo dos días, cuando sentí el deseo de ponerla casi sobre la marcha. Desde entonces esta pieza no ha dejado de sonar en mi interior.