Paisaje estrellado en finlandiaHoy quiero compartir una música especial. Hacía muchos años que no la escuchaba, pero su recuerdo siempre ha estado ligado al invierno y, muy especialmente, a la Navidad. Y fue precisamente, durante la meditación de Navidad que celebramos aquí, en la Casa de Gestalt, hace sólo dos días, cuando sentí el deseo de ponerla casi sobre la marcha.

Desde entonces, esta pieza no ha dejado de sonar en mi interior. Acariciando y acompañando. El dolor, el sinsentido, la locura que me rodea y la mía propia.

No. No voy a negarlo sólo porque hoy sea Nochebuena. Yo no sé vosotros, pero yo ya hace mucho que empecé a estar cansado de sentir el corazón dolorido.

Y, sin embargo, esta canción sólo viene a decir una cosa: «Gracias».

Porque esta Nochebuena está a punto de dejar su regalo: La certeza de todo el amor que me rodea, de todas las personas de mi vida que me quieren bien y a quienes yo voy aprendiendo, poco a poco, también a querer bien. El dolor es inevitable, pero el amor, si nos abrimos, también lo es.

Por esto y por mucho más que todavía no alcanzo a expresar. Gracias. Y Feliz Navidad.

David Magriñá