Queridos amigos.

Veníamos diciéndonos estos días que la plenitud no se dirige pero sí se elige. Es una actitud, una apertura del ser y una entrega.

Podemos conseguir todas las metas y los éxitos que persigamos, tener toda la suerte que deseemos y continuar sintiéndonos vacíos, pero es imposible amar y ser desgraciado.

Es imposible amar y malograrse.

Encendemos luces que intentan recordarnos la Luz, preparamos mesas que intentan recordarnos el Banquete, hacemos regalos que intentan recordarnos el Don.

Esto, que ya ha empezado, que ya empezó hace mucho, se hace realidad hoy mismo, ahora mismo, aquí mismo, si asentimos.

En la oscuridad de la noche surgió una Luz y los sencillos supieron verla.

Que el espíritu de la Navidad nos bendiga a todos.

¡¡¡Muy feliz y profunda Navidad!!!

Marian y David