Queridos amigos.

Debido a la situación de pandemia en la que nos encontramos, a las características de nuestro trabajo y a los riesgos que conlleva en el momento actual llevarlo a cabo tal y como es, con gran tristeza hemos decidido suspender este año la edición del taller del Guerrero Interior que hacemos en agosto en la Escuela de Verano del Institut Gestalt (Barcelona). Mantenemos abierta la convocatoria del taller de Otoño del Guerrero Interior, que tiene lugar en noviembre, deseando que las circunstancias nos permitan ofrecéroslo en esas fechas.

Confiamos en poder volver a encontrarnos cuanto antes para seguir recorriendo juntos este hermoso camino que tanta alegría y aprendizaje nos aporta desde hace ya tanto tiempo.

Os dejamos aquí una reflexión sobre el camino del Guerrero que, aunque no es nueva, se nos hace una y otra vez actual:

 

«La lucha del Guerrero es más grande que la guerra, más ancha que lo que le sigue a la guerra. Sin enemigos que perseguir, a los que aborrecer, de los que espantarse. Comprometida con lo humano.

ENSANCHAR EL CORAZÓN AGRIETA Y HACE ESTALLAR LOS PROPIOS PLANES, PONE AL SERVICIO. 

Miremos nuestras guerras y nuestras posguerras. Revisemos nuestro corazón. Veremos entonces si, a través de esas experiencias incontrolables, lo estamos sabiendo ensanchar o lo estamos haciendo más mezquino y resabiado. Si nos gana la gratitud o la frustración, la venganza o la misericordia, el resquemor o el aprecio.

HASTA QUE EL CORAZÓN NO SE ENSANCHA, LA GUERRA NO SE ACABA, LA VERDAD ES ÉSA.

Y abrirse a esa locura, a la alegría de abrazar con gratitud toda la grandeza, el amor y la luz que crecen como privilegiadas flores en los tiempos más sórdidos y tristes, de decidirse por elegirlos, por valorarlos e injertarlos dentro del propio ser, por enraizar en ellos la base de nuestro sentido y de nuestra acción, nos convierte en guerreros.

Un guerrero construye la paz verdadera y la paz verdadera no deja fuera a nadie. Lucha por, para, no contra.

LA PAZ VERDADERA ES DIFÍCIL. GANAMOS TODOS PERO, EN ESE SALTO A CIEGAS EN EL QUE AÚN NO SE VE SU FORMA, EXIGE QUE TODOS ESTEMOS DISPUESTOS A PERDER.» 

 

Un fuerte abrazo.

Rosa Creixell y Marian Quintillá