Nota: Esta entrada forma parte de un conjunto de materiales dirigidos a los participantes en algunos ciclos de talleres que realizamos eventualmente con la finalidad de facilitar el trabajo personal y de transformación. El propósito de estos textos es servir de punto de partida para la preparación, reflexión y trabajo previo al taller. Utilizaremos este conjunto de entradas a modo de biblioteca desde la que poder acceder a estos materiales siempre que se necesiten. Si has llegado a esta página por casualidad y te resulta de interés, nos alegramos y te invitamos a revolver entre nuestro contenido.

La ley de los Siete, o ley de Octavas, es una de las leyes fundamentales que, según  G. Gurdjieff permiten describir y entender el funcionamiento del universo en general y del ser humano en particular, y se encuadrarían en el sistema de estudio y autoconocimiento que él llamaría «el Cuarto Camino»

Como primera aproximación, rescatamos algunos fragmentos referidos a dicha ley extraídos del libro «El cuarto camino», escrito por P. D. Ouspensky, uno de los alumnos más emblemáticos de Gurdjieff.

Para comprender algunos aspectos de la ley de los Siete resulta conveniente repasar los conceptos básicos de la octava musical, algo que podéis hacer en esta otra entrada.

Georges Gurdjieff

[I]

La Ley de los Siete debe también describirse brevemente. Significa que ningún proceso marcha en el mundo sin interrupciones. Para ilustrar esta idea tomemos cierto periodo de actividad en el que aumentan las vibraciones; supongamos que empiezan a 1000 vibraciones por segundo y aumentan a 2000 vibraciones por segundo. Este periodo se llama una octava, porque esta ley se aplicaba a la música y el período se dividía en siete notas y una repetición de la primera nota. La octava, particularmente la octava mayor, es realmente un cuadro o una fórmula de una ley cósmica, porque, en los órdenes cósmicos, dentro de una octava hay dos momentos en los que las vibraciones bajan por sí mismas. Las vibraciones no se desarrollan regularmente. En la octava mayor», esto se demuestra mediante los semitonos faltantes; he ahí porqué nos dijeron que es un cuadro de una ley cósmica; pero esta ley nada tiene que ver con la música.

La razón de porqué es necesario entender la Ley de los Siete es que ésta juega un papel importantísimo en todos los acontecimientos. Si no existiese la Ley de los Siete, en el mundo todo marcharía hacia su conclusión final, pero debido a esta ley, todo se desvía. Por ejemplo, si empezase a llover, seguiría sin parar; si empezasen las inundaciones, lo cubrirían todo; si empezase un terremoto, proseguiría indefinidamente. Pero se detienen debido a la Ley de los Siete, porque, ante cada semitono que falta, las cosas se desvían, no marchan por líneas rectas. La Ley de los Siete explica también porqué no hay líneas rectas en la naturaleza. En nuestra vida y en nuestra máquina todo se basa también en esta ley. De modo que la estudiaremos en el trabajo de nuestro organismo; porque hemos de estudiarnos no sólo psicológicamente, no sólo en conexión con nuestra vida mental, sino también en conexión con nuestra vida física. En nuestros procesos físicos encontramos muchos ejemplos del accionar de esta ley.

Al mismo tiempo, la Ley de los Siete explica que, si se conoce cómo y en qué momento hacerlo, puede darse una percusión adicional a una octava y mantenerse la línea recta. En la actividad humana, podemos observar cómo las personas empiezan a hacer una cosa y, luego de un tiempo, hacen una cosa enteramente diferente, llamándola aún por el primer nombre, sin advertir que las cosas cambiaron por completo. Pero en el trabajo personal, particularmente en el trabajo conectado con este sistema, debemos aprender cómo mantener estas octavas sin desviarse, cómo mantener una línea recta. De otro modo, no encontraremos nada.

Hemos de retomar a la psicología hasta cuando estudiemos otros aspectos del sistema, porque sólo con la ayuda del estudio psicológico incrementaremos realmente nuestro conocimiento; sin ella, sólo estaremos aprendiendo palabras. Sólo cuando sepamos cómo estudiarnos psicológicamente, en relación con el accionar de nuestras mentes, de nuestra cognición, etc., podremos empezar a aprender algo.

[II]

La Ley de los Siete debe entenderse y recordarse desde el punto de vista de los intervalos. Planteándolo sucintamente, la Ley de los Siete significa que ninguna fuerza trabaja jamás continuamente en la misma dirección: trabaja durante cierto tiempo, luego disminuye en intensidad y cambia su dirección o sufre un cambio interior. En cada octava (esto es, un período entre cierta cantidad de vibraciones y el doble o la mitad de esa cantidad) hay dos lugares en los que las vibraciones o, para ser más exacto, las manifestaciones de energía que siguen en el espacio o el tiempo, o en ambos, sufren cierto cambio, disminuyen y luego empiezan de nuevo. Si en esos lugares no entra un choque adicional, la octava cambia de dirección. Esta medida irregularidad en la tasa de vibraciones fue calculada y corporizada en cierta fórmula. Esta fórmula, que expresa una ley cósmica, se aplicó después a la música en la forma de la escala mayor. La Ley de los Siete muestra que ninguna fuerza puede desarrollarse en una sola dirección y muestra los lugares donde ocurren estos cambios o retardos.

[III]

Es más fácil observar la Ley de los Siete en las acciones humanas. Usted puede ver cómo cuando las personas empiezan a hacer algo (estudiar, trabajar), luego de algún tiempo, sin ninguna razón visible, sus esfuerzos disminuyen, el trabajo mengua, y si en un momento dado no se efectúa algún esfuerzo especial, la línea cambia su dirección. Hay un cambio pequeño pero real en la fuerza interior. Entonces, luego de algún tiempo, hay otra vez un aflojamiento, y nuevamente, si no hay un esfuerzo especial, cambia la dirección. Puede cambiar por completo e ir en una dirección diametralmente opuesta, que parece aún ser la misma cosa. Hay muchas fases de la actividad humana que responden a esta descripción. Empiezan en un sentido y, luego, imperceptiblemente, continúan en el sentido exactamente contrario. Si se conocen estos intervalos y si en estos intervalos se usa un método de crear cierto esfuerzo u ordenamiento especial, es posible evitar las rupturas en la octava. Todo marcha por octavas; ninguna vibración, ningún movimiento, ninguna actividad puede seguir en cualquier otro sentido. Las escalas varían, de modo que no podemos seguirlas, pero podemos ver sus resultados, los resultados de la Ley de los Siete. Hasta el trabajo físico interior del organismo está bajo esta ley.

Con ciertas clases de esfuerzo podemos producir estos semitonos faltantes, llenar los intervalos y, de este modo, cambiar el trabajo de nuestra máquina. Por ejemplo, veremos después cómo el esfuerzo para recordarse cambia muchas cosas en la química de nuestro organismo.