El Ángel Desvaído – Cuento de Navidad
El ángel no llegaba. Y no porque no fuera esperado con ganas. Simplemente sucedió que fueron pasando primero los días, y finalmente las horas, sin que se supiera nada de él. Extraño, porque ni la guerra, ni el dolor, ni la muerte, ni la crueldad, ni la ausencia, ni el expolio, ni la materialización de algunas de sus peores pesadillas y de otras desdichas con las que nunca había atormentado su imaginación habían retrasado antes sus encuentros.