Faltan poco más de seis días para empezar  lo que, con el fin de entendernos, hemos llamado Grupo Mensual de «Introspección y Transformación a través de la Escritura». La aventura de los viajeros que abandonaron su mapa, en realidad. 

Las palabras son misteriosas: surgieron por necesidad y acabaron adquiriendo dimensiones imprevistas. Primero las elegimos, quién sabe cómo, pero después nos hablan ellas a nosotros.

Vamos a dejarlas hablar. En silencio, a ver dónde nos llevan.

Es un acto de fe y de valentía. Desde donde yo lo vivo, también lo es de belleza.

Me siento a escribir cuatro líneas para daros la bienvenida, viajeros que ya estáis aproximándoos, y también a los que aún estéis por aparecer. No puedo evitar recordar una escena que quienes me conocen saben que es importante, significativa, para mí: la del momento en el que, en la versión cinematográfica de la narración «El Hobbit» de Tolkien, los enanos irrumpen en la casa de Bilbo Bolsón. Él está cómodamente instalado, preparándose para cenar, con todo en su sitio y a su gusto, cuando su hogar se ve invadido por lo inesperado… e irritante. No lo sabe, pero está a punto de emprender un viaje del que no volverá siendo el mismo.

Éste es mi buen deseo para todos nosotros.

Marian Quintillá