Poco a poco se va acercando el próximo taller de ‘El Guerrero Interior», nuestra edición número XXVI.
Mientras tenemos la alegría de veros llegar, nos vamos situando en esa actitud que nos centra y nos permite estar presentes para este trabajo tan particular
Como es nuestra costumbre, os ofrecemos algunas reflexiones que nos vayan sirviendo de preludio:
«La lucha del Guerrero es más grande y más profunda que las guerras, sin enemigos que perseguir, a los que aborrecer, de los que espantarse. Comprometida con lo humano.
ENSANCHAR EL CORAZÓN AGRIETA Y HACE ESTALLAR LOS PROPIOS PLANES, PONE AL SERVICIO.
Miremos nuestras batallas y lo que queda tras ellas. Revisemos nuestro corazón. Veremos entonces si, a través de esas experiencias incontrolables, lo estamos sabiendo ensanchar o lo estamos haciendo más mezquino y resabiado. Si nos gana la gratitud o la frustración, la venganza o la misericordia, la compasión o el desdén, el resquemor o el aprecio.
HASTA QUE EL CORAZÓN NO SE ENSANCHA, EL CONFLICTO NO SE ACABA: LA VERDAD ES ÉSA.
Y abrirse a esa locura, a la alegría de abrazar con gratitud toda la grandeza, el amor y la luz que crecen como privilegiadas flores en los tiempos más sórdidos y tristes, de decidir elegirlos, valorarlos e injertarlos dentro del propio ser, de enraizar en ellos la base de nuestro sentido y de nuestra acción, nos convierte en guerreros.
Un guerrero construye la paz verdadera y la paz verdadera no deja fuera a nadie. Lucha por, para, no contra.
LA PAZ VERDADERA ES DIFÍCIL. GANAMOS TODOS PERO, EN ESE SALTO A CIEGAS EN EL QUE AÚN NO SE VE SU FORMA, EXIGE QUE TODOS ESTEMOS DISPUESTOS A PERDER.»
Un fuerte abrazo.
Rosa Creixell y Marian Quintillá
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