Dedicamos esta entrada de hoy especialmente a los Guerreros que el pasado fin de semana del 28 al 30 de agosto viajaron con nosotras a través del taller «El Guerrero Interior», en la Escuela de Verano del Institut Gestalt. Cada viaje es distinto y cada viaje trae algo diferente, y ahora estamos disfrutando de los regalos de éste. Gracias a todos por esta sorprendente, misteriosa y relevante aventura.

Rosa y Marian

Salto

De vez en cuando, comprendemos que hemos confundido ganar y perder, dominar y servir, obtener y dar…

Si entregamos el mando al miedo de nuestro corazón, se levanta el Batallador, el superviviente, el que ve cuántos contrincantes nos rodean, cuan fuertes, implacables y traicioneros pueden ser, cuánta escasez nos amenaza, qué poco tiempo nos queda… Atrincherados y defensivos, nos condenamos a la hostilidad, la desconfianza, la carencia, el pan y agua.

Si entregamos el mando al amor de nuestro corazón, se levanta el Guerrero, el que puede ver y verse, el que se arriesga a la aniquilación porque sabe que nadie puede robarle el alma, el que apuesta por la posibilidad y ensancha en el mismo movimiento su pecho y el mundo.

Y para entender esto hay que ir descubriendo qué es el amor y qué es el miedo.

Aunque muchas veces pueda parecer que no, que es al revés, lo cierto es que acabamos cosechando lo que sembramos y llenándonos de lo que damos.

Entre la sorpresa y la paradoja, el Guerrero se descubre resplandeciendo. La luz no es suya, el amor tampoco, pero lo inundan de tal modo que a cada paso se va volviendo luz y amor.

Marian Quintillá