El Siroco

Ábrete Sésamo
Ábrete la blusa Salomé.
Ese viento cálido
evoca tiendas de beduinos en el desierto
danzas de vientre
senos altos y filosos
como cuchillos
en la mirada de los hombres.
Desde el desierto del Mojave
se deja venir el Siroco
migrando hacia el mar en la tarde.
Ya no hay dónde esconderse
Del aire que lame los dientes
y levanta un alarido de papeles
– gaviotas efímeras que se desploman
sobre la madera del piso –
No basta que el día haga mutis por el centro
del atardecer.
Hasta la lámpara del escritorio refulge agresiva
Mientras entierra los dientes blancos en mi rodilla.
De nada sirve el largo baño
el cabello chorreado
el leve traje.
El desierto ha ocupado mis fosas nasales
y en el esternón me crecen dunas y cactos.

GIOCONDA BELLI

Mujer árbol