Feliz Navidad, queridos guerreros.

Vía LácteaEn esta noche próxima de invierno,
da un vuelco el ciego errar del albedrío
y afronta el corazón el desafío
de ser fiel en lo fuerte y en lo tierno.

Si aferrara el misterio, encontraría
puñados de ceniza entre las manos:
no puede asirse el vuelo de lo arcano
ni puede disecarse la alegría.

Sólo permanecer desde la esencia,
dejarse atravesar por la mirada
que vislumbra el final de nuestra guerra.

En el pecho, el calor de esa presencia.
En el alma, el reverso de la nada.
En los huesos, amor. Paz en la tierra.

Marian Quintillá