No siempre la empresa con la que se encuentra el Guerrero le resulta abarcable. Llegado el momento, ha de enfrentarse a circunstancias en las que sólo sabe lo que ha de hacerse, o lo que es preciso alcanzar, pero no cómo ni hasta dónde le resultará posible. Incluso puede ser que esté arriesgando en ello su integridad, su corazón o su vida.
En estos casos, puede muy bien ocurrir que uno de los apoyos – tal vez hasta el principal de ellos – con los que el Guerrero cuente sea la fe.
La fe del Guerrero es una fe en la que él mismo se compromete totalmente con lo que sucede. No intenta esconderse detrás de una cortina de augurios ni sustituir su participación en los acontecimientos por una plegaria desresponsabilizada y mágica. Está presente por completo. Si aguarda, presente en la espera; si reflexiona, presente en la reflexión; si actúa, presente en la acción; si ora, presente en la oración; si se deja guiar, presente en la entrega…
Así es como el Guerrero resulta ser dueño de sí en los momentos de su vida en los que la realidad le sobrepasa.
Y en el caso de que no encuentre dentro de sí la fe o por lo que sea no vaya a darle nombre, siempre puede recurrir también aquí a la virtud que nunca se separa de ella: la impecabilidad.
Marian Quintillá
La fe es una creencia sin respaldo de la ciencia, el Guerrero Interior ha trabajado intensamente consigo mismo, fe es creencia, el GH cree en sí, lo que no significa que no atraviese penas y angustias, pero la fe lo empuja siempre hacia su objetivo que por ser guerrero es un objetivo altruista, que a la vez retroalimenta la fe en sí misma.
Lo que dices me inspira este comentario, Luis. La fe está más allá de la ciencia, incluso cuando la ciencia la respalda con sus indicios. Como dices, parte de una experiencia vívida y palpable a la que uno decide entregarse en lugar de resistirse. Fe es confianza. Tiene sus raíces en lo vivido, en lo conocido íntimamente, y nos lleva más allá, como cuando indiana Jones, en «La última cruzada», tiene que plantearse dar lo que parece ser un paso en el vacío sobre un profundo abismo. Gracias 🙂
Tus palabras me recuerdan lo siguiente
-Vengan al borde, dijo el maestro.
-Tenemos miedo, dijeron ellos.
-Vengan al borde, dijo el maestro.
Y ellos fueron.
-Y ahora salten….
Y ellos volaron.
Gracias Marian!