Omraam Mikhaël Aïvanhov con una paloma«Ya sea en sus palabras o en sus actos, aquél que se deja llevar
por la violencia introduce primero esta violencia en sí mismo:
abre la puerta a los gérmenes de la dislocación y se convierte
en una presa fácil de las fuerzas caóticas que comienzan a
destruir todo su ser, tanto en el plano psíquico como en el
plano físico. Porque incluso la salud, descansa sobre una
obediencia al orden universal que es moderación, equilibrio. 
Algunos dirán: «Pero, ¿cómo no llegar a ser violento? ¿Cómo
no hacer la revolución cuando vemos lo injusta que es la
sociedad?» Es verdad, la sociedad es injusta, pero no son las
revoluciones más espectaculares las que aportan los mejores
cambios. Algún tiempo después se constata que todo sigue más o
menos como antes: la diferencia está solamente en que, en lugar
de cierto mandatario, es otro el que se ha impuesto. Algunas
palabras también han cambiado un poco, algunos eslogans, algunos
cantos, pero permanecen los mismos vicios, la misma corrupción,
las mismas injusticias. No está prohibido querer hacer la
revolución, ¿por qué no? Pero con la condición de mostrarse
verdaderamente superior mediante la inteligencia y la bondad, no
mediante la violencia. «

OMRAAM MIKHAËL AÏVANHOV