La única cosa posible
Vivimos en un mundo de fantasmas aterrados, airados y ciegos. Nos hemos dividido en nosotros y los otros. En esa división, nosotros conservamos la percepción de nuestra humanidad, pero hemos convertido a los otros en monstruos malvados o en seres desdeñables que deben ser excluidos, erradicados. La mayoría de las guerras se gestan egoístamente, estúpidamente y, por supuesto, irresponsablemente. Luego, basta una chispa. Y ya. Cuántas guerras llevamos a las espaldas. Hace un tiempo, me lo preguntaba. En cuántas estamos metidos cada uno de nosotros a día de hoy.