La herida, una vez hecha
Continuamos avanzando con nuestro grupo de argonautas a través de los velos y las luces que rodean el amor. Esta vez, sobre el amor y el querer. La naturaleza del amor es opuesta a la del querer. Mientras el querer gira en torno a sí y muda según las apetencias del momento, el amor mira ampliamente y permanece. Por eso no podemos descansar ni confiar en la solidez del querer pero sí en la del amor. Sin embargo, los dos pueden manifestarse como grandes anhelos, alimentar intensos impulsos. A menudo se confunden.