Una de esas personas
La guerra y la posguerra se acaban cuando pueden mirarse con amor. Cuánto valor y perseverancia se necesitan para hacer eso. Cuánta humildad para desearlo. Y cuán traicionados se sentirán todos aquellos que, heridos o indignados, contaban con nosotros para seguir doliéndose, quejándose y odiando. Un guerrero construye la paz verdadera y la paz verdadera no deja fuera a nadie. Lucha por, para, no contra. La paz verdadera es difícil. Ganamos todos pero, en ese salto a ciegas en el que aún no se ve su forma, exige que todos estemos dispuestos a perder.