El ilusionista…
Buscando el cambio, nos dejamos deslumbrar por ilusionistas, que aparentemente hacen transformaciones imposibles e inmediatas ante nuestros ojos. Entregados a la fascinación de sus trucos, aprendemos de ellos a hacer prestidigitación, a hipnotizarnos para que la realidad no parezca lo que es, sino otra cosa más satisfactoria, y además nosotros podamos creérnosla. De ese modo, entramos en la sugestión de que hay un modo de que negar lo que es lo haga desaparecer y además ahorrarnos el trabajo de atender lo que precisa ser atendido.