Qué tiene que ocurrir
Nadie, nada nos cambia. Sí que se nos concede, por otra parte, la semilla del cambio, el momento desvelado en que la consciencia vio y el alma comprendió. La cerca rota. El momento íntimo. Saborear el coste y el vacío. Recobrar el gusto del amor. Podemos tomarlo o perderlo y ambas elecciones serán respetadas por igual.